Hace un rato me llevé la sorpresa de que puedo participar en una votación para decidir sobre los «documentos de gobierno» que regirán los sagrados destinos de… Facebook. Se trata de una respuesta, rápida y descomplicada, a las críticas que estallaron desde todo el mundo cuando esta red social estableció en sus términos y condiciones que todo el contenido subido por sus usuarios pasaba a ser propiedad de Facebook, per secula seculorum y sin derecho a pataleo. Hay chance de votar hasta mañana. Yo acabo de hacerlo y, como era de esperarse, la opción que lleva la gran delantera (74,31% contra 25,69%) es la de sustituir el contrato leonino por uno donde se respeta la opinión emitida por miles de usuarios.
Pero Venezuela no es una red social, y quizás por la crisis que no iba a afectarnos aunque el petróleo llegara a cero —ya se sabe que las elecciones salen caras—, por un exceso de confianza o simplemente porque no da tiempo a actuar con más discreción, acaba de crearse en Caracas una figura gubernamental que a todas luces tiene como único objetivo deshacer la Alcaldía Metropolitana, en manos de la oposición. En tiempo récord, la Asamblea Nacional armó una «consulta popular» de la nueva Ley del Distrito Capital que posibilita la designación a dedo de un jefe de gobierno, la aprobó y se procedió a la designación de la primera titular de esta jefatura, Jacqueline Farías. La celeridad y oportunidad del procedimiento (que se aprecia claramente si se revisa la fecha de los tres enlaces que acabo de poner) deja muy en claro, por muchas justificaciones que se construyan, que el único objetivo era desmontar el gobierno de Antonio Ledezma producto de las últimas elecciones.
Ledezma nunca sería uno de mis «amigos» del Facebook ni del mundo real, pues no hay manera de olvidar que el tipo fue uno de los cómplices de todo aquello. Pero fue escogido por la mayoría y uno desearía que estas cosas se respetaran. ¿Creará el gobierno figuras similares para deslastrarse de los pocos cargos oficiales obtenidos por la oposición en las elecciones? Yo creo que sí. Traspasada la primera puerta, no veo que se vaya a tener reparos en traspasar las que vengan.
«No es lo mismo que te pongan el dedo de Chávez que el de Carlos Andrés Pérez», dijo Aristóbulo Istúriz en estos días en la televisión, sin explicar en qué son diferentes ambos dedazos. Sin vergüenza alguna se hizo un «cambio de 360 grados» para llegar a lo mismo de los famosos cuarenta años: la política de los dedazos. Es la misma desvergüenza que hace decir a la nueva titular del nuevo cargo: «No tenemos que esperar por el reconocimiento de otros alcaldes». Tampoco necesitan el reconocimiento de la ciudadanía. Para qué. Con oprimir el botón «Ignorar» tienen. Aunque, claro, Venezuela no es una red social.
Si ya van a seguir en eso de traspasar puertas con aquello del «guariquear» Miranda o «mirandear» Guárico. Lo grave es que muchos olvidan que fué la oposición la que entregó la asamblea nacional, «Celestina» de todo estos abusos. Abrazos.
Presuntuoso sería opinar algo por mi parte desde mi Valencia natal en España, no conozco Venezuela y su gente, pero vengo a leerte y a entender. No hay mejor manera para hacerlo.
Saludos
Pepa Mas
Pana, no había leído este post. Tú no los linkeas en fb? Está muy bueno. Es una especie de lo que pasó con el dedazo de la farías para dummies. Te faltó sólo la perlita de la susodicha que dijo que: El dedo que me eligió a mí es el dedo del pueblo. Es decir, a «esto» de abolir las consultas.
Muy bueno el uso que haces de la ironía en este post. Aunque a mí tampoco, como argentina, me corresponde opinar sobre este asunto ríspido.