La literatura es un hecho literario, pero también es un hecho social. Todo desequilibrio de esta norma comporta un problema: o eres un escritor enconchado escribiendo una obra silenciosa y condenado a ser descubierto años después de tu muerte, o uno que vive de sarao en sarao apretando manos y otros apéndices y condenado a ser olvidado incluso antes de tu muerte.
Ácida y certera como las buenas críticas es esta crítica que al segundo fenómeno hace David Parra en su excelente blog literario ProsaPistola:
Creer que emborracharme y hacer el ridículo mientras se me enreda la lengua citando a cualquier filósofoalemánmaldito de memoria en una taguara bohemia, es ser escritor. Disculparme además apenado por no saberme de nombre y apellido la letanía sagrada del legado poético de este país, es ser escritor. Creer y esperar que tanta zalamería barata me avale un sello editorial propio para autopublicarme, es ser escritor. Establecerme como un chamo Cool, volverme un tweetstar, amo de las redes sociales, codeándome con la realeza literaria cambiando mi acento campesino, por uno zumbao y provinciano, es ser escritor.
El blog de Parra, aparte de ese acertado diagnóstico de los peores vicios de nuestra fauna, ofrece relatos de buen sabor y textura.
Jorge, solo puedo comentar que leo con avidez los artículos, siempre se aprende. No podría opinar ante tanta sabiduría y experiencia de los escriotres célebres ( y extraordinarios). Gracias, te felicito por tus notas marginales. Ana María
Jorge:
Gracias por todas las notas que subes
Mi opinión es que; Escritor es una palabra grande y tan honda como la profundidad de la palabra artista y de ambas creo tener apenas las dos letras de la primera y eso.
Abrazos