Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo.
Julio Cortázar, “Instrucciones para dar cuerda a un reloj” (Historias de cronopios y de famas).
En principio, no tengas miedo. Despójate de esa absurda inhibición material sobre conservar tus libros inmaculados como si acabaras de sacarlos de la librería. Un libro virgen es un libro frustrado; además, como recuerda Alberto Manguel, los lectores no pueden más que ser subversivos. Así que desflora tus libros con el placer que merece todo acto textual.
Contrariamente a lo que suele pensarse, la lectura no es un traspaso unilateral de información entre el libro y el lector, sino el descubrimiento que hace de sí mismo el lector cuando se encuentran su experiencia y el libro que está leyendo. Dicho de otra manera, las palabras que contiene el libro son de otra persona hasta que las lees. Es tu voz la que escuchas dentro de tu cabeza mientras lees un libro.
Cuando sientes que algo en sus páginas te mira a los ojos, subráyalo. Puede ser una de esas Grandes Frases sobre el Sentido de la Vida o simplemente un bello decir. Puede ser incluso un chiste o un insulto que jamás habías oído. Puede ser cualquier cosa: quien decide si algo merece ser subrayado eres tú.
Primer paso
El primer paso para subrayar un libro es sacarlo de la biblioteca y tener intenciones de leerlo y un lapicero para subrayarlo. A los principiantes y a los inseguros se les permite subrayar con lápiz. De cualquier manera, la herramienta de subrayar debe estar contigo en todo momento de lectura. Si, pongamos por caso, vas a leer en el bus, olvidar el lapicero —o el lápiz— es un atentado mortal contra el subrayado.
Para estas instrucciones tomaré Trilogía sucia de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez, un libro con mucha carne para el subrayado.
Segundo paso
Lee con todos tus sentidos. La vista es limitada porque sólo sirve para reconocer caracteres que serán descifrados por el cerebro. La mejor forma de leer es hacerlo además con el gusto, el tacto, el oído, el olfato y la pasión. De esto se infiere que si no eres capaz de leer el libro de esta manera hay algo que está mal: el libro o tú. En estos casos lo mejor es cambiar el libro por otro que te provea de una experiencia total. Quizás en el futuro puedas volver a ese libro y disfrutarlo, descubriendo así que en el primer intento lo que estaba mal eras tú.
En este caso, el libro fue una buena elección. Lo supe cuando ya en la tercera página el libro me miró a los ojos y me dijo:
el sexo no es para gente escrupulosa. El sexo es un intercambio de líquidos, de fluidos, saliva, aliento y olores fuertes, orina, semen, mierda, sudor, microbios, bacterias. O no es. Si sólo es ternura y espiritualidad etérea entonces se queda en una parodia estéril de lo que pudo ser. Nada.
Tercer paso
Una vez que has reconocido la mirada del libro (que no es sino otra forma de decir que te has reconocido a ti mismo en algo que el libro te está diciendo), establece con precisión los límites del subrayado. No hay reglas para esto. Puedes empezar a mitad de una idea o subrayar párrafos completos. Puedes subrayar sólo una palabra. Pero antes de subrayar debes tener claro dónde comenzar y dónde terminar. De lo contrario, el subrayado pierde todo su sentido.
Cuarto paso
Toma la herramienta de subrayar con la extremidad de tu preferencia y ejecuta el subrayado de acuerdo con los límites que estableciste previamente.
Ahora detente un momento: siente cómo el libro gime, gozoso, en respuesta al amor que le estás haciendo. Imagínate a ti mismo en unos años, en otras circunstancias, volviendo a esa página que te miró a los ojos. Imagina a tu descendencia llorando o riendo con las mismas palabras con que tú lloraste o reíste. Imagina incluso que puedes perder el libro y que un lector que no eres tú encontrará el lecho en el que acabas de retozar con las palabras y que lo venerará o lo detestará pero siempre sabrá que tú fuiste el primero.
Para ejecutar el subrayado deberás dibujar una raya debajo de las palabras que te miraron a los ojos (la raya no tiene que ser una recta perfecta, pues como todo acto textual este se solaza en cierta arbitrariedad). Sin embargo, yo uso este procedimiento sólo si se trata de un grupo pequeño de palabras. Para fragmentos que superen una longitud de dos líneas prefiero rayar alrededor del conjunto todo.
Quinto paso
Cuando te pedí que te imaginaras volviendo a ese libro en un futuro, sin que lo supieras te estaba preparando para la instauración de un sistema de coordenadas. Ten presente que subrayar un libro es dejar un rastro para escapar del laberinto del olvido. Se sabe que los lectores silvestres subrayan los libros y los cierran sin más; luego la labor de subrayar se convierte en parte del laberinto. ¿Cómo llegar a los momentos cumbres del acto textual sin un mapa?
Hay una razón para que todo libro tenga algunas páginas en blanco. Un esteta querrá hacerte creer que esa razón es estética. Pero es el momento de que aprendas que esas páginas están ahí al servicio del acto textual. Escoge una (a mí me gusta usar siempre la última o la parte interna de la contratapa) y, cada vez que ejecutes el subrayado, anota el número de página donde lo hiciste. Ese será el mapa con el que te guiarás dentro del laberinto.
Sexto (y último) paso
Al terminar de leer el libro, ciérralo y obsérvalo. Nota cómo ha cambiado desde que era un libro virgen. Los cantos de las páginas ostentan ahora los rastros de tus toqueteos. El libro es incluso unos milímetros más ancho que cuando nadie había penetrado en su intimidad. Antes de guardarlo, quizás quieras recorrer las páginas que subrayaste, haciendo uso para ello del mapa que te enseñé a crear. Este es para mí uno de los más intensos placeres del acto textual.
Ahora es la hora del tiempo. Deja el libro en manos del incierto futuro. Pase lo que pase, el libro ya está en ti, y tú en el libro.
«El primer paso para subrayar un libro es sacarlo de la biblioteca…»
Si el libro es tuyo, puedes hacer lo que quieras con él, pero si lo sacas de una biblioteca, es decir, un préstamo, sería un abuso con lo ajeno y falta de respeto hacia los siguientes lectores del libro.
Saludos.
Hola, Juan; obviamente me refiero a la biblioteca privada de quien va a subrayar el libro, no a una biblioteca pública.
La verdad es que hasta ahora cualquier mínima mácula que le generara a un libro me resultaba sacrílego. Tratarlo con cariño y máximo cuidado eran prioritarios. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta que un libro usado es más sabio que uno impecable.
Curiosamente he empezado ha usar las técnicas que comentas en los libros digitales. Es más fácil de hacer y el índice de subrayados es automático. Además se pueden comentar y clasificar por colores.
Después de leer este estupendo artículo creo que es hora de romper la virginidad de mis libros. Es hora de enriquecerlos y contaminarlos con mis emociones.
Muchísimas gracias y Felicidades por el artículo.
Saludos
P.D. Este comentario lo he dejado originalmente en http://queleer.com.ve/2014/07/23/instrucciones-para-subrayar-un-libro/comment-page-1/#comment-23965.
Lo copio aquí dado que me he dado cuenta que este es el original.
Hola
Me podrías decir qué libro es.el.que aparece en la foto en el recuadras el párrafo en lugar de subrayar y que empieza la vida es así de …
Gracias