«Hay minorías de todo tipo, las rubias, por ejemplo, o las personas con pecas. Pero una minoría se reconoce como tal cuando se cree que es una amenaza para la mayoría. Amenaza real o imaginaria. Y allí reside el temor. Si esta minoría es de algún modo invisible, entonces el miedo es mayor. El miedo es la razón por la que las minorías son perseguidas. Así que siempre hay una razón: la razón es el miedo. Las minorías son sólo personas, gente como nosotros (…). El miedo es nuestro enemigo real. El miedo invade nuestro mundo. El miedo es usado como herramienta de manipulación en nuestra sociedad. Es para que los políticos apliquen su política y como Madison Avenue nos vende cosas que no necesitamos. Piensen en ello».
Colin Firth en A single man (2009), de Tom Ford.
Al hilo del texto citado, añadiría 3 matices relevantes:
1. En ocasiones son las minorías amedrentadoras las que dan el primer paso -terroristas, colaboradores asquerosos infiltrados en el resto de la población, intolerantes con cierto poder-.
2. Hay que contar con los miedos timoratos de los inmovilistas a ultranza, también generadores de conductas anómalas.
3. El miedo de la angustia existencial.
El miedo circula por ramificaciones más amplias de las comentadas en el texto. Y todo un reto el intento de liberarnos de sus influencias.
Cordiales saludos.