Héctor actualizó ayer su Ficción Breve Venezolana —sitio sobre el cual hablamos hoy en Letralia— y, entre las cosas interesantes que trae, una que está para no perdérsela es la entrevista que le hace a Luis Barrera Linares, un hombre que muestra estar clarísimo en cuanto al hecho literario venezolano.
Héctor y Luis estuvieron hablando —entre muchas otras cosas— sobre la excesiva literaturidad presente en gran parte de nuestra literatura, y que según el entrevistado tiene su razón de ser en la intención de algunos de escribir para un target seguro, compuesto por los lectores forzados del bachillerato y los lectores profesionales de la crítica y la docencia universitaria. La vuelta a una “narrativa más amable para con el lector”, como la define Héctor en una de sus preguntas, ¿permitiría esperar que nuestras letras capten más lectores? Según Luis el problema está en otra parte:
Posiblemente traiga uno que otro más, pero tampoco nos hagamos la idea de que eso va a convertir la literatura nacional en un sistema masivo de interrelación con los lectores. Yo creo que el problema nuestro está en otra parte. Esa otra parte es que las grandes fábricas de lectores están en las escuelas, que es donde pudiera uno lograr que la gente se convierta en lector (la escuela básica, el bachillerato e incluso en la universidad), y como la orientación de lo que se llama la enseñanza de la literatura en esos espacios ha sido tergiversada, porque los profesores básicamente enseñaban y siguen enseñando a los estudiantes, no a leer, a degustar ni a confrontar el texto, sino a analizar y a contar personajes, y a ver cuántas metáforas hay, y a ver cuántos símiles hay; entonces aparte de que la lectura es forzada, porque te obligan a leer justo lo que te imponen los programas, aparte de eso que ya es un hecho a considerar, que puede castrar; no puedes leerlo voluntariamente como un lector para disentir de eso, para creer en eso, para coincidir con eso, sino simplemente para buscar, por ejemplo, cuántas veces el personaje equis mete el pie debajo de la mesa que se cita en la página catorce.
El comentario me hizo volver los dos últimos años de bachillerato, a las comprobaciones de lectura en la que el grupito se sentaba a escuchar al que había leído, a los resúmenes de novelas copiados, a las imaginativas chuletas de mis compañeros – era muy cobarde, no me hubiese atrevido a sacar ninguna – en los trimestrales. Sin embargo en esos años conocí a García Márquez, a Sábato, a Quiroga…si, nos presentaron obligados, pero siendo ya un reto en esos tiempos para los maestros de Castellano y Literatura que el estudiante leyera – hace mas de tres décadas – ahora, con todo en contra, no solo el huesped alienante (la TV) ! cuán mas difícil me imagino será!