Alberto escribía, el martes, acerca de Analex, un programa informático que el doctor Antonio García Velasco, del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Málaga, ha utilizado para crear esta lista (disponible en PDF) con todas las palabras usadas por Cervantes en el Quijote y determinar la frecuencia con que se repite cada una de las 22.800 contabilizadas por el programa.
Después de establecer cierto paralelismo evidente entre esta noticia y la premisa de Si una noche de invierno un viajero, de Calvino, Alberto explica la función del programa:
…el montón de números y cuentas de Analex existe, felizmente, para entender mejor esa pregunta imposible de responder: qué da a tal o cual obra la posibilidad de perdurar, el aura de la longevidad o del genio.
En lo cual, obviamente, la lista no es un dato definitivo, aunque sí da algunas pistas interesantes. Por ejemplo, que la mayoría de las palabras son monosílabos como que, de, y, la, a, en…; que Dios se lee 529 veces, menos que Sancho (2.149) pero más que Dulcinea (282) y definitivamente mucho más que magia y adiós, una vez cada una.
Pero en esto de averiguar cómo el Quijote se ha mantenido invulnerable hasta nuestros días, con cifras de ventas de naturaleza best-seller, Borges había dicho ya en 1930, en «La supersticiosa ética del lector» (luego recogido en Discusión), un par de cosas. Bueno, en realidad dijo una sola cosa, pues de ahí en adelante cita a otros autores. La que dijo él es que el mayor mérito del Quijote no es el estilo, sino el manejo de los elementos psicológicos, y que a Cervantes le interesaban demasiado los destinos de sus dos antihéroes para dejarse distraer por su propia voz. Y entre las frases que cita, me quedo con ésta, muy explícita, que el Viejo recoge de El imperio jesuítico, de Leopoldo Lugones:
El estilo es la debilidad de Cervantes, y los estragos causados por su influencia han sido graves. Pobreza de color, inseguridad de estructura, párrafos jadeantes que nunca aciertan con el final, desenvolviéndose en convólvulos interminables; repeticiones, falta de proporción, ese fue el legado de los que no viendo sino en la forma la suprema realización de la obra inmortal, se quedaron royendo la cáscara cuyas rugosidades escondan la fortaleza y el sabor.
Curiosos y demás bichos de estirpe borgiana, revisar el artículo completo aquí.
Jorge — una herramienta super interesante para visualizar estas repeticiones/frecuencias es http://www.textarc.org.
Textarc presenta sobre fondo negro todo el texto del libro (obviando monosílabos) en una especie de doble hélice. Luego, un cursor que deja una estela, como si fuese un cometa, brinca de palabra en palabra en el mismo orden en el que fueron escritas. Cuando el «cometa» llega a una palabra que se repite, todas los lugares en donde esa palabra se encuentra en el texto se iluminan (imagínate un fuego artifical explotando en un solo color).
Los más interesante es que Textarc esta conectada con el proyecto Gutenberg, por lo que puedes visualizar todos los clásicos (en inglés), incluyendo el Quijote (la página principal tiene ya un link preparado para Alicia en el Pais de las Maravillas).
Aprovecho para felicitarte por el blog, el cual sigo desde mucho antes de decidir a escribir uno propio.
Hola, Jorge. A Harold Bloom (si leyera en español) le encantaría tu nota: don Jorge Luis también es de los que están adelante siempre. Gracias por las referencias y muchos saludos.