Jorge Gómez Jiménez
Menú
  • Jorge Gómez Jiménez
  • RSS
  • Letralia
  • Escríbeme
Menú

El cuento interplanetario de Edgar Allan Poe

Publicada el miércoles 22 de febrero de 2017 por Jorge Gómez Jiménez
Compártelo en tus redes:

“El poder de las palabras”, de Edgar Allan Poe

Ahora que todo el mundo anda impactado por la noticia de que fue encontrado un sistema solar con siete planetas similares al nuestro, y a apenas cuarenta años luz de aquí, es buen momento para leer el relato “El poder de las palabras”, de Edgar Allan Poe. Un clásico al que siempre hay que volver y que es, en rigor, el único cuento interplanetario del legendario autor de El cuervo.

 

El poder de las palabras
Edgar Allan Poe

Oinos: Perdona, Agathos, la flaqueza de un espíritu al que acaban de brotarle las alas de la inmortalidad.

Agathos: Nada has dicho, Oinos mío, que requiera ser perdonado. Ni siquiera aquí el conocimiento es cosa de intuición. En cuanto a la sabiduría, pide sin reserva a los ángeles que te sea concedida.

Oinos: Pero yo imaginé que en esta existencia todo me sería dado a conocer al mismo tiempo, y que alcanzaría así la felicidad por conocerlo todo.

Agathos: ¡Ah, la felicidad no está en el conocimiento, sino en su adquisición! La beatitud eterna consiste en saber más y más; pero saberlo todo sería la maldición de un demonio.

Oinos: El Altísimo, ¿no lo sabe todo?

Agathos: Eso (puesto que es el Muy Bienaventurado) debe ser aún la única cosa desconocida hasta para Él.

Oinos: Sin embargo, puesto que nuestro saber aumenta de hora en hora, ¿no llegarán por fin a ser conocidas todas las cosas?

Agathos: ¡Contempla las distancias abismales! Trata de hacer llegar tu mirada a la múltiple perspectiva de las estrellas, mientras erramos lentamente entre ellas… ¡Más allá, siempre más allá! Aun la visión espiritual, ¿no se ve detenida por las continuas paredes de oro del universo, las paredes constituidas por las miríadas de esos resplandecientes cuerpos que el mero número parece amalgamar en una unidad?

Oinos: Claramente percibo que la infinitud de la materia no es un sueño.

Agathos: No hay sueños en el Aidenn, pero se susurra aquí que la única finalidad de esta infinitud de materia es la de proporcionar infinitas fuentes donde el alma pueda calmar la sed de saber que jamás se agotará en ella, ya que agotarla sería extinguir el alma misma. Interrógame, pues, Oinos mío, libremente y sin temor. ¡Ven!, dejaremos a nuestra izquierda la intensa armonía de las Pléyades, lanzándonos más allá del trono a las estrelladas praderas allende Orión, donde, en lugar de violetas, pensamientos y trinitarias, hallaremos macizos de soles triples y tricolores.

Oinos: Y ahora, Agathos, mientras avanzamos, instrúyeme. ¡Háblame con los acentos familiares de la tierra! No he comprendido lo que acabas de insinuar sobre los modos o los procedimientos de aquello que, mientras éramos mortales, estábamos habituados a llamar Creación. ¿Quieres decir que el Creador no es Dios?

Agathos: Quiero decir que la Deidad no crea.

Oinos: ¡Explícate!

Agathos: Solamente creó en el comienzo. Las aparentes criaturas que en el universo surgen ahora perpetuamente a la existencia sólo pueden ser consideradas como el resultado mediato o indirecto, no como el resultado directo o inmediato del poder creador divino.

Oinos: Entre los hombres, Agathos mío, esta idea sería considerada altamente herética.

Agathos: Entre los ángeles, Oinos mío, se sabe que es sencillamente la verdad.

Oinos: Alcanzo a comprenderte hasta este punto: que ciertas operaciones de lo que denominamos Naturaleza o leyes naturales darán lugar, bajo ciertas condiciones, a aquello que tiene todas las apariencias de creación. Muy poco antes de la destrucción final de la tierra recuerdo que se habían efectuado afortunados experimentos, que algunos filósofos denominaron torpemente creación de animálculos.

Agathos: Los casos de que hablas fueron ejemplos de creación secundaria, de la única especie de creación que hubo jamás desde que la primera palabra dio existencia a la primera ley.

Oinos: Los mundos estrellados que surgen hora a hora en los cielos, procedentes de los abismos del no ser, ¿no son, Agathos, la obra inmediata de la mano del Rey?

Agathos-Permíteme, Oinos, que trate de llevarte paso a paso a la concepción a que aludo. Bien sabes que, así como ningún pensamiento perece, todo acto determina infinitos resultados. Movíamos las manos, por ejemplo, cuando éramos moradores de la tierra, y al hacerlo hacíamos vibrar la atmósfera que las rodeaba. La vibración se extendía indefinidamente hasta impulsar cada partícula del aire de la tierra, que desde entonces y para siempre era animado por aquel único movimiento de la mano. Los matemáticos de nuestro globo conocían bien este hecho. Sometieron a cálculos exactos los efectos producidos por el fluido por impulsos especiales, hasta que les fue fácil determinar en qué preciso período un impulso de determinada extensión rodearía el globo, influyendo (para siempre) en cada átomo de la atmósfera circundante. Retrogradando, no tuvieron dificultad en determinar el valor del impulso original partiendo de un efecto dado bajo condiciones determinadas. Ahora bien, los matemáticos que vieron que los resultados de cualquier impulso dado eran interminables, y que una parte de dichos resultados podía medirse gracias al análisis algebraico, así como que la retrogradación no ofrecía dificultad, vieron al mismo tiempo que este análisis poseía en sí mismo la capacidad de un avance indefinido; que no existían límites concebibles a su avance y aplicabilidad, salvo en el intelecto de aquel que lo hacía avanzar o lo aplicaba. Pero en este punto nuestros matemáticos se detuvieron.

Oinos: ¿Y por qué, Agathos, hubieran debido continuar?

Agathos: Porque había, más allá, consideraciones del más profundo interés. De lo que sabían era posible deducir que un ser de una inteligencia infinita, para quien la perfección del análisis algebraico no guardara secretos, podría seguir sin dificultad cada impulso dado al aire, y al éter a través del aire, hasta sus remotas consecuencias en las épocas más infinitamente remotas. Puede, ciertamente, demostrarse que cada uno de estos impulsos dados al aire influyen sobre cada cosa individual existente en el universo, y ese ser de infinita inteligencia que hemos imaginado, podría seguir las remotas ondulaciones del impulso, seguirlo hacia arriba y adelante en sus influencias sobre todas las partículas de toda la materia, hacia arriba y adelante, para siempre en sus modificaciones de las formas antiguas; o, en otras palabras, en sus nuevas creaciones… hasta que lo encontrara, regresando como un reflejo, después de haber chocado -pero esta vez sin influir- en el trono de la Divinidad. Y no sólo podría hacer eso un ser semejante, sino que en cualquier época, dado un cierto resultado (supongamos que se ofreciera a su análisis uno de esos innumerables cometas), no tendría dificultad en determinar, por retrogradación analítica, a qué impulso original se debía. Este poder de retrogradación en su plenitud y perfección absolutas, esta facultad de relacionar en cualquier época, cualquier efecto a cualquier causa, es por supuesto prerrogativa única de la Divinidad; pero en sus restantes y múltiples grados, inferiores a la perfección absoluta, ese mismo poder es ejercido por todas las huestes de las inteligencias angélicas.

Oinos: Pero tú hablas tan sólo de impulsos en el aire.

Agathos: Al hablar del aire me refería meramente a la tierra, pero mi afirmación general se refiere a los impulsos en el éter, que, al penetrar, y ser el único que penetra todo el espacio, es así el gran medio de la creación.

Oinos: Entonces, ¿todo movimiento, de cualquier naturaleza, crea?

Agathos: Así debe ser; pero una filosofía verdadera ha enseñado hace mucho que la fuente de todo movimiento es el pensamiento, y que la fuente de todo pensamiento es…

Oinos: Dios.

Agathos: Te he hablado, Oinos, como a una criatura de la hermosa tierra que pereció hace poco, de impulsos sobre la atmósfera de esa tierra.

Oinos: Sí.

Agathos: Y mientras así hablaba, ¿no cruzó por tu mente algún pensamiento sobre el poder físico de las palabras? Cada palabra, ¿no es un impulso en el aire?

Oinos: ¿Pero por qué lloras, Agathos… y por qué, por qué tus alas se pliegan mientras nos cernimos sobre esa hermosa estrella, la más verde y, sin embargo, la más terrible que hemos encontrado en nuestro vuelo? Sus brillantes flores parecen un sueño de hadas… pero sus fieros volcanes semejan las pasiones de un turbulento corazón.

Agathos: ¡Y así es… así es! Esta estrella tan extraña… hace tres siglos que, juntas las manos y arrasados los ojos, a los pies de mi amada, la hice nacer con mis frases apasionadas. ¡Sus brillantes flores son mis más queridos sueños no realizados, y sus furiosos volcanes son las pasiones del más turbulento e impío corazón!

(El cuento está publicado en Ciudad Seva, la venerable “casa digital” de Luis López Nieves, y también se puede descargar en formato PDF de la Biblioteca Virtual Universal).

Compártelo en tus redes:
Categoría: Cromos

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Sígueme

Notas recientes

  • Doctor Who y El misterio de Edwin Drood y los elementales azules
  • Después del fin de los libros, mi pregón en la Filuc
  • Taller de cuento, la guía definitiva para formarse en el género
  • Rolando Revagliatti selecciona y recita poemas míos
  • Samuel Eduardo Qüenza, el sabio
  • Yesterday: los Beatles nunca existieron
  • ¿Por qué Remedios, la bella, se fue al cielo?
  • Instrucciones para comprar el pan
  • Entrevistado en QuéLeer
  • Uno o dos de tus gestos
  • Un poema de Mar baldío traducido al francés
  • Las utopías no existen
  • El cuento interplanetario de Edgar Allan Poe
  • Cerveza
  • John Hurt, hasta siempre

Han dejado notas sobre mis notas

  • Karenina en ¿Por qué Remedios, la bella, se fue al cielo?
  • Jose en Instantes, el poema más famoso de Borges
  • Adriana Ramírez en La extraña muerte de Natasha Fuentes
  • Diana Gonzalez en La extraña muerte de Natasha Fuentes
  • Estelio Mario Pedreañez en Moralina alrededor de Memoria de mis putas tristes
  • Estelio Mario Pedreáñez en Moralina alrededor de Memoria de mis putas tristes
  • Estelio Mario Pedreañez en Moralina alrededor de Memoria de mis putas tristes
  • Estelio Mario Pedreañez en Moralina alrededor de Memoria de mis putas tristes
  • Alejandro en Tres casos de estafa con concursos y antologías
  • María en La extraña muerte de Natasha Fuentes

Notas desde 2004

Categorías

CROMO [Explicit]
$1.29 (a partir de jueves 13 de noviembre de 2025 00:15 GMT -04:00 - Más informaciónProduct prices and availability are accurate as of the date/time indicated and are subject to change. Any price and availability information displayed on [relevant Amazon Site(s), as applicable] at the time of purchase will apply to the purchase of this product.)
La Nebbia Nella Testa [CD/Book]
$27.89 $24.01 (a partir de jueves 13 de noviembre de 2025 02:06 GMT -04:00 - Más informaciónProduct prices and availability are accurate as of the date/time indicated and are subject to change. Any price and availability information displayed on [relevant Amazon Site(s), as applicable] at the time of purchase will apply to the purchase of this product.)
Cromos [Explicit]
$7.99 (a partir de jueves 13 de noviembre de 2025 02:06 GMT -04:00 - Más informaciónProduct prices and availability are accurate as of the date/time indicated and are subject to change. Any price and availability information displayed on [relevant Amazon Site(s), as applicable] at the time of purchase will apply to the purchase of this product.)
The Cromo el Xia
$8.99 (a partir de jueves 13 de noviembre de 2025 02:06 GMT -04:00 - Más informaciónProduct prices and availability are accurate as of the date/time indicated and are subject to change. Any price and availability information displayed on [relevant Amazon Site(s), as applicable] at the time of purchase will apply to the purchase of this product.)
Búhos Barbagianna's Aloches
Gufi Allocchi Barbagianne E Altre Giovani Streghe #1
Gufi Allocchi Barbagianne E Altre Giovani Streghe
$10.72 $6.97 (a partir de jueves 13 de noviembre de 2025 02:08 GMT -04:00 - Más informaciónProduct prices and availability are accurate as of the date/time indicated and are subject to change. Any price and availability information displayed on [relevant Amazon Site(s), as applicable] at the time of purchase will apply to the purchase of this product.)
Búhos Barbagianna's Aloches

Lo más leído

  • La extraña muerte de Natasha Fuentes 40 vistas

  • ¿Se convirtió Gregorio Samsa en una cucaracha? 7 vistas

  • ¿Por qué Remedios, la bella, se fue al cielo? 7 vistas

  • Doctor Who y El misterio de Edwin Drood y los elementales azules 3 vistas

  • Freddy Lugo, un hombre normal 3 vistas

  • Sciammarella 3 vistas

  • La historia olvidada del tío Lucas 3 vistas

  • El extraño caso de la palabra poetisa 2 vistas

  • Acrósticos 2 vistas

  • Mercado picante 2 vistas

Jorge Gómez Jiménez

Mi nombre es Jorge Gómez Jiménez. Soy escritor y edito desde 1996 la revista literaria Letralia, Tierra de Letras.

Sígueme

“Taller de cuento”, de Jorge Gómez Jiménez

Taller de cuento
Ocho lecciones sin innecesarios enredos teóricos, diseñadas para liberar la imaginación del cuentista.

“Uno o dos de tus gestos”, de Jorge Gómez Jiménez

Uno o dos de tus gestos
Diecisiete relatos en los que la mujer es tema y protagonista.

© 2025 JorgeLetralia | Funciona con Minimalist Blog Tema para WordPress