Desde el 14 de mayo se vienen realizando en Madrid y otras 61 ciudades unas «sentadas» protagonizadas por jóvenes que exigen el derecho a una vivienda digna. La cosa ha tenido sus altibajos, con participación de la policía y algunos detenidos. Un tema sobre el cual Pedro de Hoyos ha escrito con ironía:
Sinceramente el de la vivienda digna es un derecho teórico que está muy requetebién que reclamen aquellos que todavía están en edad de luchar por las quimeras. Es propio de gente concienciada, seria y utópica. Mejor concienciados, serios y utópicos que botelloneros. Que tomen ejemplo de la vicepresidenta, bien utópica y reivindicativa, que ya ha alcanzado la utopía de hacerse un chalecito king-size en la sierra de Madrid. ¿Cuántos pisos, de los que la Ministra quiere para nuestros jóvenes, de los que los jóvenes no pueden pagar, salen en cada planta? Ella no necesita ni manifestarse por una vivienda digna ni montar un zulo supersecreto y ultratecnológico en el que esconderse cuando los violentos cacos del Este que por aquí pululan pretendan asaltarla. Seguro que no tiene miedo. Seguro ella que no tiene ese miedo.
Ayer los manifestantes se anotaron una especie de gol mediático: sin que la policía lo notara, se escabulleron hasta el Retiro y montaron su sentada ante los ojos de los asistentes a la 65ª Feria del Libro de Madrid. Aunque el lugar de concentración era la Puerta del Sol, se pasaron la voz de manera subrepticia y se fueron desplazando en metro, autobús y a pie hasta el Retiro. La crónica cuenta que Ian Gibson sonreía «solidario» al presenciar a cientos de jóvenes con pancartas que en una onda muy literaria gritaban al unísono: «¡Queremos un pisito, como el Principito!». Las cámaras del Ayuntamiento fueron apagadas. «No les conviene montar un follón en ese escaparate de la cultura española».