Eufemismo, dice el Drae, es una manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante. En cristiano, un eufemismo es una de las más ridículas formas de la mentira. Expresarse con eufemismos equivale a torcer la información de manera que se adecúe a nuestros intereses, bien sean éstos políticos, económicos o simplemente estéticos.
Venezuela es el país del turismo, del desayuno con arepas, de las mujeres bellas, del humor franco. Pero Venezuela es también el país de los eufemismos. Veamos algunos ejemplos.
-
Es un eufemismo decir que el cese de operaciones de la televisora privada Radio Caracas Televisión responde a la finalización del lapso establecido en la última concesión obtenida por el grupo 1BC. La verdad es que Radio Caracas Televisión fue cerrada —utilizando para ello el eufemístico recurso legal de no renovar la concesión— por mantenerse en una posición adversa a la del gobierno venezolano.
-
Es un eufemismo decir que el cierre de RCTV se justifica por los sostenidos pecados de la empresa y de sus ejecutivos, encabezados por el oscuro señor Granier. La verdad es que en un estado de derecho todos esos pecados pueden ser combatidos por las vías legales sin necesidad de llegar al cierre. Incluso los actores de televisión que trabajaron en el canal, y que ahora aparecen en los medios oficiales denunciando cómo fueron maltratados por RCTV, pudieron recurrir a instancias legales en su momento. De cualquier manera, todos sabemos que muchos de quienes prefirieron bajar la cerviz y no denunciar los atropellos de RCTV, actuaron bajo la certeza de que el gobierno no los iba a ayudar (ni este gobierno ni cualquiera de los anteriores).
-
Es un eufemismo decir que RCTV representa un bastión de la libertad de expresión. La verdad es que RCTV es un gobierno en pequeño que reproduce en sus predios los mismos vicios del gobierno venezolano, incluyendo el desprecio por la libertad de expresión.
-
Es un eufemismo decir que cualquier iniciativa comunicacional emprendida a instancias del gobierno representa esa entelequia que se ha dado en llamar “la televisión que queremos”. La verdad es que, como nadie tiene derecho a indicarme cuál es la televisión que quiero (querer es un acto individual, aun en la sociedad más socialista jamás ideada), no existe una planta televisiva que cubra todas las necesidades de información, educación y entretenimiento. No existe porque no puede existir: es humanamente imposible. Por eso se ha establecido (al menos en el papel) que la libertad de expresión en un Estado moderno debe ser absoluta: porque no existen parámetros para diferenciar límites de censura.
-
Es un eufemismo decir que las agudas críticas que se le hacen al gobierno venezolano en los medios es una muestra de la “absoluta” libertad de expresión en Venezuela. La verdad es que, si bien cualquiera puede decir lo que sea, todo aquel que opine en contra de los intereses del gobierno pronto será acusado de comer niños o violar abuelas, y tarde o temprano pagará sus pecados, bien por las vías legales —como ocurrió con RCTV— o bien por las otras vías —como le ocurre a todo aquel que es defenestrado en programas como La Hojilla o en las mismas intervenciones públicas del presidente.
La verdad es agria, por ello hay que maquillarla. El eufemismo es, así, el arma más recurrida por quien le teme a la libertad y, por ello, enarbola esa presea del mal gusto que es el lenguaje políticamente correcto.
Fantástico y terrible artículo, Jorge. Te lo voy a enlazar, hala.
Un abrazo y suerte, de corazón.
Que más decir? Muy poco, saludos!
Que buen post…..
y Venezuela, el pais alrevés; el de los eufemismos, de la inocencia y maldad y de las contradicciones.
Coincido contigo. Ciertamente un canal de televisión es un pequeño poder. Cada dueño de medio ejerce un poder y lo usa en su provecho. De eso se trata: los intereses encontrados de los diversos poderes son aprovechados por la ciudadanía para utilizarlos en su favor. Por eso es que debe haber intereses encontrados en los diversos poderes. Por eso, cuando un ciudadano apoya al gobierno a aniquilar a los poderes que lo adversan, comete el acto de idiotez política más grande que puede realizar en su vida. En fin, mientras haya poderes encontrados, el poder lo tiene el ciudadano. Un gran abrazo, Jorgillo.
Excelente nota Jorge. Como siempre, precisa y acertada, en mi opinión.
Además de la anotación de Héctor, que también comparto, quisiera comentar lo siguiente:
Anoche, cerca de medianoche, sintonicé por casualidad un programa de la televisora española Antena 3, llamado “Informe especial”.
Participaban, además de la moderadora y de la periodista de Globovisión, Nitu Pérez, dos filósofos –creo haber entendido que eran profesores de la Complutense de Madrid.
El caso es que no podía contener mi asombro al ver que la argumentación que desarrollaban estos dos filósofos se basaba en:
1.Enumeración de hechos pasados, realizados por parte de la oposición y de los medios de comunicación, señalados como errores repudiables y que, en consecuencia, descalifican a su juicio toda acción presente de parte de estos actores.
2.La acusación de “golpista”, como el más primordial de esos hechos, según el discurso de los referidos señores.
El primer modo de argumentación yerra del mismo modo que una pareja cuando ante una situación o problema sólo se limita a “sacarse las cuentas” de lo hecho –tanto reciente como en el pasado más rencorosamente conservado. Esa forma de discutir un asunto tiene sólo dos objetivos: abrir la herida de las culpas en quien es acusado, regodeándose en la intensificación del dolor que conlleva y hacerlo hasta lograr la aniquilación del o desprecio hacia el culpable, por vía de vencer o convencer. En definitiva, si había algo que salvar quedará destruido, arruinado y abandonado (para ambos).
El segundo modo de argumentación es el que a mi juicio luce más falaz, no sólo por la inutilidad del debate, según el enfoque anterior, sino (y más grave aun) porque obvia (o pretende obviar ante quienes no somos ignorantes) que si esa acusación representa a alguien en este país, durante la historia más actual de nuestra nación, es al presidente y a buena parte de su equipo de gobierno. Lo peor, es que omite que el teniente coronel Hugo Chávez hoy en día es presidente porque fue indultado, es decir, perdonado y beneficiado con la oportunidad de ser escuchado al pensar, expresarse, actuar y organizarse libremente, para ser reivindicado, por parte de un grupo de venezolanos que creyeron en él a pesar de su error, como posible alternativa ante el estado de extravíos y perversiones a las que la clase dirigente de entonces había llevado al país.
Ya sabemos cómo estamos. La agenda oculta de ese grupo: perpetuarse en el poder y ejercerlo con despotismo, no puede estar más clara ya para todos nosotros, aun a despecho de muchos.
Confieso que no puedo dejar de sentirme sorprendido por la argumentación de dos personas que se presentan como cultores de la razón, pero que la usan de manera indigna y perversa.
Disculpa lo extenso de esta nota, pero creo que es una oportunidad poder compartir esta opinión con ustedes.
Gracias.
Hernán Zamora
Gracias, Otis, por tales adjetivos y por citar el artículo en tu (siempre) interesante blog marxiano.
Diga mucho, MB, diga mucho. Nunca será suficiente.
Bea, muchas gracias.
Héctor, hermano, muchas gracias por tu siempre atenta lectura. En un Estado ideal los poderes están para servir al ciudadano, pero qué lamentable que lo ideal sea siempre un sueño pendejo. En el mundo real, pasa lo que dices: el ciudadano tiene que estar cazando los despistes de los poderes a ver si gana una. Ambos sabemos que por lo general los poderes discurren sin atender al interés del ciudadano.
Hernán, casi que me quitaste la palabra de la boca, pues son dos temas sobre los que quiero escribir. La enumeración de hechos pasados es una real zoquetada, es como decir: tengo derecho a darte un coscorrón porque tú me diste otro primero. Claro, si la cosa fuera a coscorrones no habría tanto rollo, pero en este caso se trata de la conducción del Estado, la salud de la sociedad… Sobre la acusación de golpistas contra los opositores al gobierno, ya se sabe que todo golpista defiende su acción como necesaria para «sacar a la República del estado en que se encontraba». Si Chávez hubiera sido derrotado en 2002, el gobierno resultante habría optado por a) borrar la palabra golpe del vocabulario oficial (tal como se hizo del vocabulario opositor posterior al 11 de abril), o b) aceptar la palabra golpe, pero argumentar que era «absolutamente necesario» para sacar a Venezuela del estado en que se encontraba. Eso, incluso, así el gobernante posterior hubiera sido un Pinochet hitleriano.
Excelente nota, Jorge, como siempre y te la refrendo todita.
«La verdad es que en un estado de derecho todos esos pecados pueden ser combatidos por las vías legales sin necesidad de llegar al cierre».
Temo que te equivocas. Sí existen motivos por los que la autoridad está obligada a revocar (o no renovar) la licencia de transmisión de un canal de TV privado. Es más: creo que en ningún país del «primer mundo» se permitiría transmitir a un canal que haya apoyado un golpe de estado como lo hizo RCTV.
¡Más claro no canta un gallo!
Excelente desmenuzamiento razonado de factores.
adecue.
Es un artículo tan bueno, que lo voy a reproducir en Atinachile, donde algunos han defendido la postura del Presidente Chávez y otros la han criticado.
¡Estupendo!
Benedicto
Jorge Gómez Jiménez sorprende ahora con un interesante texto sobre los eufemismos usados en el caso RCTV.
Excelente artículo, lo que está escrito y como está escrito. Me sumo a los comentarios anteriores
Pero es un recurso legal… o no? solo opino…