Hace años, cuando solía portarme mejor que ahora, respondía a quienes me enviaban el apócrifo Instantes (que, ya lo he dicho, y lo han dicho otros mejor que yo, no es de Borges), con una cortesía quizás desmedida. Tenía un mensaje predefinido en mi programa de correo que tras un par de golpes de ratón era enviado a quien me enviaba la carta. El mensaje explicaba que Instantes no es de Borges y razonaba la cosa como para que no quedara duda.
Pero bueno, hay tanto texto apócrifo por ahí que luego de un crash en mi disco duro decidí dejar eso así. Ahora sólo escribo sobre eso en Letralia y, oh novedad, en mi bitácora.
El caso es que esta mañana me llegó una copia más de la famosa despedida de García Márquez. Cada tanto alguna de mis atentas amistades me honra regalándome esas palabras que seguramente juzgará tan sentidas, tan importantes, contimás cuando provienen de un escritor reconocido con el Nobel y siempre en la palestra de la polémica por escribir sobre viejos pederastas y ser amigo de Fidel.
Ahora se han puesto sofisticados, hasta envían la famosa «despedida de García Márquez» en lujoso empastado de PowerPoint. Todo muy solemne como amerita la supuesta carta abierta de un escritor que está muriendo y decide despedirse de sus amados lectores.
No digo más. Sólo aclarar que esa despedida no es de García Márquez y que él mismo dijo, cuando ese texto se convirtió en cadena por Internet, que lo que podría matarlo no es el cáncer linfático que quizás ya se curó, sino el hecho de que la gente crea que él ha escrito semejante bodrio. La explicación completa sobre este caso está aquí.
Yo también tengo constancia de eso, dicho panfleto hace ya un par de años o más que va por ahí. A mí me sonó a canto de sirena, pero como me lo dió una amiga, que es demasiado buena y además está buenísima, no lo hice añicos inmediatamente. Impensable e influmable. Espero no recibir en mi correo las fotos de la primera comunión de Satán. Preferiría la Hostia pegada al álbum, al estilo Iwasaki. Un abrazo y a más ver.
Es bastante reciente la cosa, pero no de hace dos años: es desde mayo de 1999. Lo tengo documentado porque en Letralia cubrimos el caso desde sus inicios. En la nota a la que hago enlace (que es un artículo que escribí hace algunos años) está el cuento completo.
Gracias por el mensaje en mi blog, y gracias por correr la voz.
En cuanto al asunto de Gabo, fue una respuesta muy justa la que tuvo él al decir que jamás escribiría semejante bodrio. Pero quizás no sepas que, como apunta una nota de Letralia, efectivamente el escrito pertenece al ventrílocuo mexicano Welch… y Gabo fue a verlo personalmente para retractarse de la palabra «bodrio» para con su obra.
Fíjate entonces cómo un escrito (que además no es malo) nos parece incómodo cuando viene firmado por algún grande (Gabo o Borges) porque de verdad no lo sentimos suyo, sabemos que ante su muerte no van a traicionar su prosa y hablar con tanta autocompasión.
Al final, eso habla muy bien (o muy mal) de los lectores…
Cierto, Luis, no sabía que García Márquez se había disculpado con el titiritero. Buen gesto ese, ¿no?
En cuanto a la calidad del texto, o de los textos si incluimos al apócrifo Instantes, sé que es algo bastante subjetivo, pero a mí no me gustan para nada, me parecen sensibleros y francamente vacíos, independientemente de quién los haya escrito. Es el tipo de cosas que no me gusta que me envíen por correo electrónico.
La fama otra vez! Esto se relaciona mucho al comentario del nivel moral de «Memorias de mis putas tristes» , siendo el escritor famoso se le exige moral, o como en este caso se le perdona, dado que está en la etapa final, cursilerías y como dice Jorge notas empalagosas y nada consistentes con su estilo, como si en vez de demencia senil les hubiese atacado «cursilería senil». Ambas, efectivamente están escritas para ser montadas en PowerPoint y enviadas como cadenas, con sus melodramaticos finales de «si no se lo reenvías a 15 más te va a caer la pava china o no quieres a las persona que te lo envió».
Bueno, no dije que eran malas para no reinsultar el trabajo del titiritero. Pero vale, me sumo al grupo de los que odiamos ese tipo de cadenas…
Aunque te aseguro, Jorge, que si empiezas a mandar por mail otra clase de escritos te pueden acusar de terrorista cultural. Seguro.
Si quieres hacemos la prueba y montamos un poemita tierno como los de Bukowski y probamos los resultados.
Martha, es increíble la cantidad de gente que dice que ha leído a Borges y piensa en Instantes. Y aunque García Márquez es más cercano a nosotros (en Venezuela se obliga a los jóvenes a leerlo en la secundaria), es mucha la gente que no llegó a terminar Cien años de soledad y que ahora opina que está escribiendo mejor (haciendo referencia, claro, al insufrible bodrio powerpointístico).
Luis, es buena la idea. Inundamos la red con spams de Bukowski, Miller y alguito de Ciorán, diagramados en archivos de PowerPoint con fondos de flores y atardeceres. Luego yo digo aquí que se trata de textos apócrifos e inauguramos algunos nuevos mitos. 🙂
A buen entendedor… pocas… pero es que no todas las «personas humanas» son buenas entendedoras…
BUKOWSKI al poder, sí señor!!!
Tienes razón. Resulta éste otro abuso de nuestra época folletinesca,como decía Hesse, en la que todos se atreven a urdir falsas biografías, fuera del mundo de la ficción.
Afortunadamente, quienes han amado nuestras letras latinoamericanas pueden hacer el análisis retórico de éstas falsas despedidas y percatarse de inmediato de la impoostura.
Felicitaciones por su página.