A mis 17 años tenía un trabajo que creía temporal, salía temporalmente con una chica y me aprestaba a iniciar estudios temporales en una carrera que escogí para poder saltar más tarde a Comunicación Social. Así que la única certeza que tenía era la literatura, pero ni en eso me iba bien pues, aunque declaraba lo contrario, mis cuentos no me satisfacían. La mañana del 14 de septiembre de 1988 estaba lloviendo y llegué al trabajo temprano e inspirado. Escribí este cuento y, por diversas razones, fue la primera vez que sentí que el camisón de escritor me quedaba. Hoy, como padre orgulloso, brindaré en honor de la mayoría de edad de este, el mayor de mis hijos (de los reconocidos, claro).
Catorce de septiembre
Hoy es catorce de septiembre.
El agua empozada en las calles huye de las pisadas de los autobuses. Las golondrinas bajan de los árboles; algunas llegan a morir bajo las ruedas de las motos.
El azul del cielo se ha desteñido; está gris y opaco. El aire está cortado por un humo poluto, la lluvia amenaza con desplomarse sobre la calle y con lamer la piel insípida de los transeúntes. Algunos miran con desconfianza hacia arriba y los que tienen paraguas empiezan a desenvainarlo.
Hoy es catorce de septiembre.
Es una fecha mágica, irrelacionada con todo. Nadie está cumpliendo años; nadie morirá hoy. Probablemente nadie ha comprado hoy los diarios; me lo dicen las caras largas de los quiosqueros y las montañas de diarios ilesos y los ríos de gente sin papeles en las manos. Hoy no se conoce a nadie y se conoce a todo el mundo. No es una fecha especial y es sin embargo una fecha diferente por lo cotidiano.
Hoy es catorce de septiembre.
La muerte estuvo anoche de juerga y se le ha olvidado salir hoy a trabajar. Las campanas de las iglesias tañen solas, impulsadas por el viento acuoso.
Cae la llovizna.
Cae la lluvia.
Cae el aguacero.
Mañana será quince de septiembre y —que lástima— habrá muerto el catorce de septiembre. La vida habrá vuelto a la normalidad.
Te he encontrado por casualidad y me he paseado un ratito por tus letras.
Me gustó mucho tu cuento, hasta me alegré al final de que cada año tenga un catorce de septiembre.
Saludos literarios.
Ahí estpa la diferencia entre los que escriben por naturaleza y a los que nos cuesta un esfuerzo grande hacerlo. Feliz cumpleaños al catorce
Hoy también llueve… ¿será que siempre es así hasta que mañana todo vuelva a la «normalidad»?
Un hermoso e interesante cuento de los diecisiete años. Saludos
Mi cumpleaños es el 14 de set., què afortunada soy entonces. Bello cuento, muy poètico.
hermoso