A mis 17 años tenía un trabajo que creía temporal, salía temporalmente con una chica y me aprestaba a iniciar estudios temporales en una carrera que escogí para poder saltar más tarde a comunicación social. Así que la única certeza que tenía era la literatura, pero ni en eso me iba bien pues, aunque declaraba lo contrario, mis cuentos no me satisfacían. La mañana del 14 de septiembre de 1988 estaba lloviendo y llegué al trabajo temprano e inspirado. Escribí este cuento y, por diversas razones, fue la primera vez que sentí que el camisón de escritor me quedaba. Hoy, como padre orgulloso, brindaré en honor de la mayoría de edad de este, el mayor de mis hijos (de los reconocidos, claro).
Te he encontrado por casualidad y me he paseado un ratito por tus letras.
Me gustó mucho tu cuento, hasta me alegré al final de que cada año tenga un catorce de septiembre.
Saludos literarios.
Ahí estpa la diferencia entre los que escriben por naturaleza y a los que nos cuesta un esfuerzo grande hacerlo. Feliz cumpleaños al catorce
Hoy también llueve… ¿será que siempre es así hasta que mañana todo vuelva a la «normalidad»?
Un hermoso e interesante cuento de los diecisiete años. Saludos
Mi cumpleaños es el 14 de set., què afortunada soy entonces. Bello cuento, muy poètico.
hermoso