Nos obligan a vivir en un mundo de contadores. Contando palabras. «Escriba un texto que contenga un máximo de 600 palabras».
Categoría: Siendo un escritor
Nos obligan a vivir en un mundo de contadores. Contando palabras. «Escriba un texto que contenga un máximo de 600 palabras».
Hola Jorge,
Hace rato me quedé entre líneas y promesas, pero esos no son comentarios públicos, sino epístola personal y deuda a saldar pronto.
Sobre la «nota» y la nueva aritmética del cuentapalabras y silencios, si fuera música, arpegios tan libres en el aire y tan enjaulados en la hoja, no nos asombraría tanto, como nos deja de atónitos las calculadoras y sintesis espaciales regidas por la falta de tiempo y, claro, de espacio, que imponen concursos y páginas web apuraditas y atropelladas.
No hubo nunca espacio restringido para la palabra que no fuese aquel del límite, la parquedad, la censura y sus variantes. El hecho es más mesquino, más de nuevo milenio y vértigo suplantando pausas, curvas y arabescos de la lengua, la palabra y el silencio. Componemos-dibujamos-escribimos en espacios tan cortos por mínimos, como los dedos del necio chino que no veía la luna.
Los que, como yo, tienen y tuvieron siempre una cuenta insoluble e insalvable con las matemáticas, seguirán verborreando y no publicarán. A lo mejor desenterraremos la era de los oradores y existirán de nuevo las conversaciones sin fin y los relojes de arena sin cápsulas… la palabra es arena y diremos «arena» y habrá dentro tantos granos como universos… incontables.
un saludo desde siempre y sin saldos,
Yvette
Estimado Jorge cuando uno busca en zonas desérticas siempre sueña con el oasis que aporte verdor creativo a la comunidad literaria. Ahora ya tenemos dos; más serio uno, LETRALIA; más divertida la BITÁCORA.
Acojo lo de las 600 palabras como un reto, máxime al ser un convicto de que no es el tamaño lo importante. ¡No me haréis disertar en este sentido!
Las 600, como tantos otros retos, ¡Apasionante!
Me permito adjuntaros este pequeño relato que publiqué en EL INCONFORMISTA (15.12.4) dentro de esta extensión y en un tono bitacórico:
LA CIUDAD SORPRENDENTE
Nos costó ascender por la montaña, la pendiente pronunciada no facilitaba las cosas y el matorral bajo se sumaba a las dificultades. Aún así sobrepasamos la cima.
La visión tan sorprendente hizo buenos los esfuerzos.
Distinguimos una ciudad con un colorido extraordinario. Sus gentes no se estaban quietas, era constante el frenesí detectable desde la distancia.
No obstante, algo extraño entreveíamos. Vivarachos ciudadanos y desplazamientos continuados, pero… bullía una sensación de intranquilidad añadida.
El colorido emanaba de las cadenas, todos las personas circulaban conectadas entre sí por múltiples y variopintas cadenas. Un auténtico mosaico de cadenas coloreadas.
Y no parecían estar a disgusto soportando tantos encadenamientos.
Rafael Pérez Ortolá
Vitoria
15.12.4
Redactor, El Inconformista Digital.
Saludos y parabienes por tu entusiasmo creativo.
Al menos ahora existen los procesadores de texto, que cuentan las palabras a pulso de ratón. No quiero ni imaginarme a los escritores de antaño cuando contaban el material y se pasaban por, digamos, treinta palabras. ¡Menudo embrollo!