A Vigo lo mortifica un muerto. Es decir, quiere identificar un cadáver, pero las únicas evidencias que posee están en su memoria; de hecho, nunca ha estado ante el cadáver, sólo ante la biografía de quien fuera en vida el occiso. Tratando de desandar las letras que ha leído desde que leyera sobre la muerte tranquila de un escritor en su biblioteca, ha descubierto otras varias muertes:
He llegado a descubrir datos como que Petrarca murió mientras leía a Virgilio, que el ajedrecista Howard Staunton murió en su biblioteca mientras trabajaba en un libro de ajedrez, que Boris Vian —según la leyenda negra— murió sentado en su butaca, por el ataque al corazón que le causó ver la versión fílmica de su libro Escupiré sobre vuestras tumbas, o incluso que en una biblioteca de Brickendon se pasea el fantasma del corredor de bolsa Charles Barclay, quien apareció muerto sentado en una de las mesas.
Pero no la que le interesa.
Hola! Gracias por la visita a mi blog! Lamento que lo del programa no haya funcionado, pero ya veo que tienes un excelente blog. Espero leerte con frecuencia. Saludos desde la Isla Margarita
read or die, jeje, a veces pasa
peor el que murio en su cubículo y nadie lo notó, pues siempre se iba tarde y llegaba temprano :-S
Muerte poética. A mí no me disgustaría, después de leer la última página de mi libro dilecto y haber oficiado, como decía Marañón, en el campo del honor. Buen blog. Volveré. Un saludo.
Gracias por el interés, es bueno que las inquietudes de uno, encuentren eco en los demás.
Yo seguiré buscando, y tarde o temprano caerá la respuesta. La búsqueda me parece interesante, y ya tiene algo de personal. Otro dato encontrado, Tennyson murió leyendo una copia de Cimbelino. Pero sé que sigue sin ser lo que busco, porque cuando encuentre a mi escritor, habrán lucecitas en mi cerebro.
Un saludo
Vigo