Hace rato que Manuel descubrió que es
el de las etiquetas de productos de consumo un universo inexplorado y, desde luego, rico en matices.
Armado con tales certezas, se fue por el mundo buscando etiquetas para la posteridad. He aquí algunas de las que halló:
Secador de pelo Sears: “No usar mientras se duerme”.
Bolsa de Fritos: “¡Puedes resultar ganador! No se requiere ninguna compra. Detalles en el interior”
Postre de tiramisú Tesco (impreso en la base de la caja): “No voltear el envase”
Pudding de Marks & Spencer: “El producto estará caliente después de calentarlo”.
Pastillas para dormir Nytol: “Aviso: puede causar somnolencia”.
Luces de Navidad made in China: “Sólo para usar en el interior o en el exterior”.
Sierra eléctrica sueca: “No intente detener la sierra con las manos o los genitales”.
Disfraz infantil de Supermán: “El llevar este disfraz no te proporciona la capacidad de volar”.
despues dicen que entre los redactores publicitarios no hay poetas…
No se si es corroborable o son leyendas urbanas, pero es conocido el caso de un usuario estadounidense que utilizó el horno como secadora para su mascota. Tras el fatal desenlace, puso una demanda por no aclarar el prospecto tal posibilidad.
A partir de entonces los fabricantes cambiaron las instrucciones y ahora dejan bien claro la recomendación: «No secar mascotas en el horno».
En los Estados Unidos estas etiquetas tienen una explicación muy simple: la capacidad de demandar legalmente por daños a quién no sea específico. Alguien puede suicidarse con un traje de Superman – no son solo los de niños – y la familia alegar que la capa no especificaba que era un instrumento incapaz de alzar vuelo. Los vasos de café que dicen «Cuidado, caliente», las advertencias cuando se esta haciendo mantenimiento de pisos – «Cuidado, húmedo, resbaladizo»y hasta los chocolates de leche que advierten «que podrían contener nueces porque el equipo donde se procesó tambien se usa para el chocolate de almendras» van por el mismo camino.
Jajajaja, yo había oído lo que comenta Vigo pero era una viejecita Francesa, una madame Ledoux cualquiera.
Esta recopilación ya la había leído en alguna ocasión, pero apenas lo recordaba… ¡cómo me he reído!