Elias Canetti acaba de develar las facetas más íntimas de sí mismo, las que sólo la gente más cercana a él conocía. Antes de morir en 1994, dispuso que sus notas y apuntes fueran publicadas entre 2002 y 2024. Así, acaba de aparecer Fiesta bajo las bombas, un libro incompleto, pero harto sustancioso, en el que Canetti relata sus años londinenses (de 1939 a 1988).
Explosivo y despiadado, como lo define en esta entrevista con La Razón Digital el editor de la versión en español, Ignacio Echevarría, el libro muestra a un Canetti “odiador colosal, susceptible, gran observador y seductor con las mujeres”.
¿Una variante Nobel de la prensa rosa? Echevarría adelanta que el libro está plagado de descripciones de las fiestas londinenses en las que, rodeado de amantes que entraban y salían de su vida, Canetti alterna con gente como Irish Murdoch (“no hay en ella ni un solo pensamiento verdaderamente serio”), T. S. Eliot (“Yo fui testigo de la fama de esta figura lamentable”) y otros.
Cuando pienso en Inglaterra recuerdo a menudo a personas con las que mantuve a lo largo de años largas e insípidas conversaciones […]. La ínfima parte que me ha quedado en la memoria es ya suficiente para algunos libros.
Por frases como esta y otras mucho más urticantes, Echevarría piensa que Canetti fue injusto con algunos de sus afamados amigotes.