El panjuego de Xul Solar

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Xul SolarPor estos días se presenta en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) una retrospectiva de la obra de Xul Solar llamada «Xul Solar. Visiones y revelaciones». Hay una completa descripción de la muestra en esta nota del diario La Nación.

Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari, o Xul Solar (1887-1963) como simplemente se le conocía, fue uno de los artistas más brillantes de Argentina. Sus compatriotas han sabido mantener el recuerdo de este artista y han convertido su casa en el Museo Xul Solar.

Entre quienes exaltaron las creaciones de Xul, que se sumergían en una especie de misticismo orgiástico, se encontraba Jorge Luis Borges. Hace unos años, José Tcherkaski me envió el disco Borges habla de Xul Solar, que contiene la grabación de una conferencia pronunciada por Borges y que, según Tcherkaski (quien a la sazón es el productor del CD), llegó a sus manos por obra de algún misterio.

Según Borges, Xul quería cambiarlo todo, y hace referencia específicamente a su intención de cambiar el ajedrez por una versión propia que llamaba panjuego. Dice el Viejo (las negritas son mías):

…a Xul le parecía demasiado simple e inventó el panjuego, es decir el juego universal, juego que sería lo que el ajedrez es a las damas, salvo que mucho más y que se jugaba en distintos planos, (…) era un juego que era muchísimas cosas a la vez; años después de la muerte de Xul Solar leí un libro en el cual se juega un poco, con mucha timidez y demasiada amplitud, con demasiada extensión, con esa idea de un juego universal, pero se ve que el autor está aludiendo a la música simplemente; en cambio, el juego de Xul estaba hecho de tal modo que, al hacer una jugada, uno al mismo tiempo fijaba un horóscopo, componía un verso, decía palabras en uno de los dos idiomas inventados por él, es decir, el jugador era un dios múltiple. Ahora, yo nunca entendí ese juego, porque el pensamiento de Xul siempre iba dejando atrás la explicación del juego. Él daba una explicación, digamos, de tal regla del juego; cuando uno la había entendido, cuando yo la había entendido con mucha dificultad, porque soy de pensamiento lento, entonces ya Xul había ido más adelante y había modificado lo que acababa de enseñarme; entonces me comunicaba esa modificación, pero esa modificación la dejaba atrás también enseguida; así creo que nadie llegó a jugar al panjuego, ni siquiera Xul, porque siempre estaba en vísperas del juego definitivo.

Además de contarnos muchas cosas sobre Xul, Borges se permite algunas ironías. Por ejemplo, al hablar del deseo del artista de reformar el idioma español, que calificaba de torpe y poco económico, Borges le acompaña pues ha tenido que lidiar con las palabras, «con el mediocre resultado que ustedes saben».

La fotografía de Xul Solar aparece ilustrando este trabajo que sobre él ha publicado Cecilia Vicuña, en inglés (con traducción de Suzanne Jill Levine), en Words Without Borders.

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2 thoughts on “El panjuego de Xul Solar

  1. La intención de reformar el lenguaje «español» (asi, entre comillas, porque español no se habla ni siquiera en toda España, ni pensar en latinoamérica con su multilingüismo), ya estaba presente en otros autores, Sarmiento, por ejemplo, quien hizo proposiciones concretas al respecto. Tradicíón que se ha continuado hasta García Márquez, como es sabido. Xul asumía posturas americanistas. Creó una panlengua, un idioma universal que no llegó a desarrollar y el «neocriollo», un lenguaje que entrecruza español, guaraní y portugués con la que solía escribir y con la cual integró el lenguaje escrito a sus cuadros. Inclusive le desarrolló una gramática. No era un mero juego de erudición, sino una postura estética y, fundamentalmente cultural, plena de significaciones.
    No está de más agregar que Xul era políglota: se conoce que podía expresarse en ocho lenguas…

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