Y tenía que ocurrir. La tecnología actual ha puesto en un mismo tiempo dos ingredientes explosivos: la publicación de libros por demanda (se imprime un ejemplar sólo cuando un lector paga por él) y la independencia geográfica (que es aportada por Internet). Lulu es un servicio en el que el escritor sube un libro en formato de Word y obtiene todo lo demás: el libro impreso, el mecanismo de distribución y ¡oh sorpresa! el 80% de las ganancias sin haber invertido ni un mediecito. Adiós a las editoriales fraudulentas.
Ahora, ¿quién se atreve? Pues al parecer ya se han atrevido muchos autores. El directorio de libros que Lulu tiene a la venta incluye varios miles. Haciendo una revisión rápida se puede notar que los libros son expuestos por un tiempo limitado, por lo que se anima a quienes participen a servir ellos mismos de promotores: pueden ofrecer su libro en blogs, en sitios sobre libros, en Amazon, Borders, Barnes and Noble y todo lo que se le ocurra al autor.
Via Pixel y Dixel.
Me parece una iniciativa estupenda y a lo mejor hasta me animo a probarla. Sin embargo, parte de una premisa equivocada: un fichero de texto no es igual a un libro, de la misma forma que un libro no es igual a un objeto compuesto de páginas unidas por un extremo. Quizás el hecho de que yo trabaje como corrector de estilo me haga ver las cosas con otra perspectiva, pero del trabajo que un escritor pare a lo que después se publica hay un trecho larguísimo y un equipo que hace que la obra luzca: no sólo el corrector de estilo, sino el corrector ortotipográfico, el maquetista, el editor que lo acoge en una línea editorial reconocible para el lector/comprador, etc. En fin, que me parecen bien estas iniciativas, pero no convendría echar las campanas al vuelo. Se trata de algo parecido a editar libros, pero no de editar libros. Además, no nos engañemos. Para el 99,99% de los autores que utilicen este servicio, las ventas y la repercusión serán nulas.
Por supuesto, Alber; el éxito de un escritor-Lulu dependerá de su capacidad para promover el libro mediante las vías que ofrece Internet. Pero, confrontado con el mundo real (todo lo que está fuera de Lulu), no hay mucha diferencia.
Es cierto también que mucha gente ignora o pasa por alto que un libro es más que su contenido. Pero puedo sacarte ahora mismo una larga ristra de libros mal diseñados, mal corregidos, y en suma muy mal hechos por editoriales de medio pelo o, peor, por las editoriales-fantasma (tipo Centro Editor) que te cobran para publicarte. Es allá a donde apunto. Los escritores más perspicaces hallarán que (tras comprar sus propios libros, sé que muchos lo harán) tendrán que volverse también diestros en el arte de la edición. Otros se conformarán con un producto que para ellos quedará bellísimo y les consolará las ganas de ver sus nombres impresos. En todo caso, es mejor esto a que le den de comer a los estafadores.
Absolutamente de acuerdo contigo en la última frase. Si esto sirve para enviar al carajo a todas las editoriales de vanidad, bienvenido sea. Y sí, hay cientos de libros mal editados por editoriales de medio pelo y, lo que es peor, por editoriales de cierto prestigio o directamente de prestigio. Ahora todo el mundo ahorra costes y así van las cosas. En fin…
Jorge, iba a escribir un comentario pero se me hizo muy largo. Va como trackback en una nota mía.
Un abrazo,
Luis