Que Les Souffleurs esté desde hoy hasta el jueves susurrando poesía al oído de los pasajeros del Metro de Ciudad de México no es noticia, pues es una actividad que realizan en su Francia natal desde hace cinco años. Lo que es noticia es que estos sopladores se han aprendido poemas de Jaime Sabines, Octavio Paz y Pablo Neruda en español, idioma que ellos no dominan, para que los mexicanos no tengan problema alguno en apreciar la representación.
Poesía es insuflar una parte de ensueño. Pugnamos, obstinadamente, por un encuentro entre lectores y autores, por eso bajamos al Metro, pues equivale a encontrar todo tipo de personas, a contribuir al retorno de la poesía a los espacios públicos y hacer accesible a todos este género literario.
En francés, souffleur denota, igual que en nuestro idioma, a quien sopla aire con su boca, en especial a quien realiza esta acción profesionalmente, como los fabricantes de botellas; pero el término también alude a quien sopla palabras mediante susurros. Así, uniendo ambas acepciones, Les Souffleurs le soplan poesía a la gente no sólo acercándose al oído, como está haciendo la chica de la foto, sino con bastones huecos que pueden apreciarse en esta nota de La Jornada.
Interesantes estas iniciativas mediante las cuales la poesía sale a la calle y se tropieza con los transeúntes. Aquí durante algún tiempo los panas Daniel Pradilla y Enio Escauriza, poetas en tránsito ellos, le estuvieron recitando poesía a la gente en las esquinas y en los autobuses —eso sí, ellos no susurraban— y hasta a la tele fueron a parar. Ahora, parece, quieren volar Caracas.
Qué bonito!
Es una de las cosas que me encantaría hacer a mí.
Por otra parte, me recuerda un montón a los «actos poéticos» de Jodorowski…
Qué lindo, qué lindo, qué lindo.
¿crees que alguien se ofenderá si le susurro unos versitos de Paz al oído en el metro de Madrid? 😉
Cris, uno nunca sabe qué consecuencias le puede traer emprender estos «actos poéticos» en solitario… Por si las moscas, no dejes de llevar un casco.