Echo una mirada a la biblioteca. Cuántos libros en ella que ha devorado el olvido. Y cuántos que ya no podré leer. Quiero decirles a esos libros que no leeré nunca, que no se sientan despreciados. Si sé que no los leeré es porque estoy en esa edad en la que al tiempo se le ve volar como a un gorrión asustado, en la que se nos escapa como agua en un cesto, en la que huye como algunos queridos recuerdos. Pero al decir adiós, que un libro me abra sus brazos y repose sobre mi pecho.
Fernando Fernán Gómez (Lima, Perú, 28 de agosto de 1921; Madrid, 21 de noviembre de 2007), «El abrazo de la lectura», artículo publicado el 23 de abril de 1994 y reproducido parcialmente el domingo por El País.
Fernando Fernán Gómez: decir adiós con un libro
Categoría: PostScriptum
Le voy a dedicar un pequeño poema o dedicatoria que escribi a eso tan bello que es la palabra. Y a su cuerpo que es el libro.
Esperanza
Me invade ese terrible ahogo en la garganta,
me aprieta el alma, y me duele la voz
de querer, de amar, sentir, llorar, vivir,
está caprichosa enfermedad,
me hace gritar, acobardarme,
me desespera, esa mi enemiga.
No lloró por pena, lloró por rabia,
lloran mis venas, cosquilleo sensible,
que siento dentro de mi piel,
una sensación de ser algo o alguien.
Me duele la voz de recitar,
canciones de amor,
siento dentro de mi, esa paloma,
que volar quiere libre, volar sin destino,
que jamás me abandona,
El alma me grita una suave palabra,
me invita a descubrir, a encontrar,
esa palabra que no se escucha,
esa palabra que no se siente,
esa palabra que no se ve,
Esa palabra que es “esperanza”,
porque esperanza eres tu,
esperanza somos todos.
Dedicada a todos los que amamos la palabra, los libros y el amor.
gracias, Jorge, por recordarme a este compatriota. El amor a los libros nunca paga mal, seguro descansa en paz.
¿Cuando escribí eso que no lo recuerdo? Yo alguna vez pensé lo mismo… pero lo de arriba está tan bien dicho que, evidentemente, tuvo que haberlo escrito otro…