Celaya, el poeta excluido

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Gabriel CelayaJosé Manuel Caballero Bonald se ha metido en tremendo berenjenal al dejar por fuera al poeta guipuzcoano Gabriel Celaya en una selección de los cien treinta poetas de habla hispana más relevantes del siglo XX. La selección fue hecha para el diario El País, que acaba de iniciar la publicación de una colección de treinta libros con textos de los autores seleccionados.

En protesta por la exclusión hay hasta una recogida de firmas a la que ya se han adosado las de Amparitxu Gastón, viuda de Celaya, y la de Ton Carandell Robusté, viuda de José Agustín Goytisolo, otro ilustre excluido. La olla fue destapada por el periodista José Manuel Martín Médem en esta carta publicada por La República y reproducida dos días después, en algo así como un mea culpa, por El País:

Me gustaría saber con qué argumentos ha llegado José Manuel Caballero Bonald (el seleccionador) a la conclusión de que Gabriel Celaya no merece formar parte de la colección de El País dedicada a «la poesía más relevante en lengua española del siglo XX». Lo que se anuncia como «una completa antología» excluye precisamente a uno de los pocos poetas que mantuvo en España la dignidad de escribir, con tanta calidad como valentía, contra la dictadura del franquismo. No me extraña que haya que recordarle a El País lo que Celaya significa, pero duele mucho más que la exclusión se produzca en una colección que se anuncia como «seleccionada y dirigida por Caballero Bonald».

Cada número sale los miércoles y se vende a un precio de 8,95 euros.

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2 thoughts on “Celaya, el poeta excluido

  1. Las actuaciones de una persona suelen tener raices recónditas; envidias, recelos o reconcomios. Somos poco propensos a depurarlas, de ahí esos “olvidos” y segundas intenciones. No obstante hay que dejarlos escribir y hablar; nos aclaran el dibujo de su dirección mental y de su valía.

    Destacaría algunas de las frases publicadas de Gabriel Celaya. Pienso que reflejan bien su bonhomía, sencillez y trayectoria. A mí, su poesía me parece magnífica y entrañable; para esta afirmación no me importantan los enfoque tendenciosos que intuyo en la antología olvidadiza. Cito algunos versos de Rafael Múgica – Gabriel Celaya, sus firmas consecutivas.

    … si es verdad que soy algo más que una piedra …

    No entiendo esos ladridos y esa espuma del odio, … Vosotros que sabéis que chiquito es mi pecho, / sabéis que también late /…

    Me avergüenza pensar cuanto he mimado / mis penas personales, mi vida de fantasma / …

    O estos sus DESCUBRIMIENTOS: Este mundo cerrado en que vivimos, / y de pronto / ¡la sorpresa de lo abierto! / Abierto ¿A qué? Propuesto ¿A qué? No se sabe. / Se adivina lo posible. Se atraviesa lo imposible. Se transmigra. / Y sólo se constata, y es una tontería, / que uno no es el que creía.

    Como contrapunto, en 1992 y en un número monográfico de homenaje al desaparecido Gabriel Celaya, José Manuel Caballero Bonald escribía su colaboración titulada RIGOR MORTIS, con versos como estos: a veces se autoerigen estatuas / y a veces ellos mismos / con razonable unción / se llaman mutuamente mentecatos.

    Y algo se trasluce de todo ello.

    Saludos cordiales

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