La lectura de ponencias del XVII Encuentro Colombo-Venezolano de Escritores estaba programada para el sábado 31 de octubre y el domingo 1 de noviembre, en la Biblioteca Pública Central Leonardo Ruiz Pineda, en pleno centro de San Cristóbal. El sábado perdí el bus —por andar buscando no sé qué cosa en la habitación del Círculo Militar donde amablemente me hospedaron los organizadores del evento—, así que con Douglas Bohórquez y el poeto Alberto José Pérez aprovechamos el aventón de Cósimo Mandrillo y Mirna Mendoza. La misión: encontrar, en ese laberinto de calles con altibajos que es San Cristóbal, una Librería del Sur para comprar algunos libros. La cosa sirvió sólo como paseo, pues la librería estaba cerrada y terminamos llegando tardísimo a la biblioteca.
Allí me senté un rato al lado de esta niña colombiana, que ocupaba su tiempo en dibujar a algunos de los escritores que ese día se dirigieron al público. Al otro lado tenía a David Colina, que fue quien me señaló la hojita en la que los amigos quedarían inmortalizados. Pero la niña era tímida y cada vez que se daba cuenta de que estaba mirando su trabajo, se reía y le ponía una mano encima, ocultándolo.
Finalmente pude tomarle esta foto, no demasiado precisa, en la que, como se puede ver en la ampliación de aquí abajo, se aprecian los rostros azulados de Alberto Jiménez Ure —el de anteojos oscuros al que parece señalar la punta del bolígrafo—, Arnulfo Quintero López —el de la boina— y, creo, Miguel Mendoza Barreto —escondido debajo de la mano de la artista.
No es solo agradable el hecho de que la niña dibuje y bien, si no de que tenga afán por dibujar escritores a los que sin duda admira.
Un abrazo
ME GUSTO MUCHISIMO EL ARTICULO , MUY DIVERTIDO. Y esa nina, QUE SIGA DIBUJANDO! LO HACE BONITO! YELENA. RUSIA. MOSCU.
Si dibuja bien! Ojala no abandone el hábito. No saber nada de ella acentúa el misterio