Me cuenta Edgar Borges, desde España, que ya la semana que viene llega a las librerías su nueva novela, La contemplación. Conozco algunos aspectos de la novela que Edgar me ha comentado en los últimos meses, y hasta tuve el gusto de diseñarle la cubierta sobre un cuadro de Salvador Moreno Valencia. Aparte del reciente premio Albert Camus —que, en su primera edición, recayó sobre este libro—, la cosa viene con el respaldo gigantesco de unas palabras de Enrique Vila-Matas, un extracto de las cuales está en la contraportada.
La contemplación cuenta el viaje de alguien que pretende recuperar a su pareja sin antes enfrentar un problema pendiente con su cuerpo enemigo, con su existencia extranjera. Para tal intento, toma un tren con destino a la calle 11. En su viaje descubre transeúntes que se repiten, un mago que se burla, ciudades uniformes y una niebla que avanza. No le será fácil bajar del tren sin enfrentar su pasado, la simulación, la soledad arrebatada. La calle 11 podría ser sólo la dirección de su crisis interna. Ella podría ser él y viceversa.
La editorial que publica La contemplación es Grup Lobher, que, como recordarán, es la misma con la que Letralia coeditó a mediados del año pasado, en digital y papel, el relato ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?, de Edgar; Borges, digo; no el otro.