Lo he dicho en otras ocasiones: Internet pone en relieve la dificultad que tenemos para despegarnos de nuestras minúsculas perspectivas personales. Y no hay mejor ejemplo de ello que las reacciones de la gente ante las evidencias del momento histórico que nos ha tocado en suerte vivir, y que está trocando la vieja y tranquila sociedad impresa en un vertiginoso enredijo informativo apoyado en las tecnologías más eficientes y económicas que hayamos conocido jamás. Los detractores del libro digital están en contra, por extensión, de la digitalización de contenidos en general (sean éstos libros, noticias o intrascendentes fotografías de fiestas interminables). Pero cuando lees sus argumentos te das cuenta de que no se basan en razones, sino en lo que ellos desearían que ocurriera.
Algo por el estilo es lo que comenta Jeff Jarvis hoy en esta entrevista en El País. Jarvis, por si hiciera falta presentación, es uno de los periodistas provenientes del medio impreso que con mayor éxito se han insertado en el medio digital. Bueno, quizás sería más apropiado decir que se ha insertado en el sitio digital, atendiendo a sus certeras palabras:
La gente de los medios vemos Internet como si fuera un medio; esperamos que actúe como un medio: producido, editado, pulido, limpio, controlado. Pero Internet no es un medio; es un sitio. Internet es sociedad, un espacio donde nos conectamos con los demás; con información, con acciones, con transacciones. Hay gente buena, gente mala, gente inteligente, gente estúpida. Internet es vida, la vida es desordenada, y así es Internet, desordenado.
No es poca cosa esta frontera entre medio y sitio: es, ni más ni menos, la brecha que separa dos maneras de entender la comunicación. De aquel lado, el esquema según el cual la comunicación es emitida desde el coto cerrado de una oficina para ser consumida por el sumiso recipiente. De este lado, el recipiente se convierte en individuo y gana la capacidad de comunicarse por sí mismo (aunque haya quien decida no ponerla en práctica o lo haga de manera poco eficaz). El medio sirve la información procesada sin esperar respuesta. En el sitio, en cambio, los individuos interactúan propiciando un ámbito informativo del que cada quien toma lo que quiere y, lo mejor de todo, pueden responder.
Y, ya lo sabemos, todo en relación con los medios se deteriora en estos tiempos. Por un lado la economía, que se empeña en hacer más caros los insumos necesarios para sostener por mucho tiempo la vieja fórmula impresa. Por otro lado la reputación: nos hemos habituado a desconfiar de los medios. Sospechamos que nos mienten y que intentan manipularnos. Es el efecto que produce el choque entre ambas realidades: en un mundo en el que todos somos potencialmente comunicadores y consumidores de información al mismo tiempo, no es difícil detectar en un contenido las falsedades, inexactitudes y abiertas mentiras. Si a mí se me ocurre decir que en este momento está lloviendo en Cagua, mi vecino puede desmentirme con toda facilidad. Y quizás su audiencia sea tan amplia como la mía.
Paradójicamente, el papel del editor cobra según Jarvis nuevas dimensiones:
En un mundo de hiperabundante oferta de contenido, lo caro no es crear el contenido, sino encontrar el mejor contenido. No es que sea gratis crearlo, pero hay tanto que elegir que la selección se convierte en una gran necesidad. Y ese es un papel editorial.
Esto, pienso, siempre ha sido así, sólo que en el esquema tradicional el editor cuenta con un alcance muy inferior, incluso en el caso de editores de grandes y muy transnacionales medios. La razón es que en el mundo de la tinta es muy caro ampliar, profundizar, rectificar la información —y no se diga nada sobre interactuar con el público—, mientras que, en contraposición, el mundo del enlace convierte en pan comido estas tareas y, de hecho, vive de ellas, son su razón de ser. Es este el combate al que asistimos: ink versus link, en palabras de Jarvis. El medio estático y unilateral contra el sitio dinámico y caóticamente plural.
La misma entrevista de El País es estremecedoramente paradigmática, si se fijan. Jarvis es uno de los comunicadores más interesantes de la actualidad, de esos que han estado en las entrañas tanto de la tinta como del enlace, y los han llegado a comprender con similar profundidad. Quien en el mundo de la tinta creara en 1990 la revista Entertainment Weekly, es ahora en el mundo del enlace un twittero con más de cincuenta mil seguidores, y escribe un blog, BuzzMachine, que con un pagerank de 8 es leído a diario por más de cien mil personas en la Web y por casi cuarenta mil en su feed. Como la mayoría de los viejos medios impresos que tratan de trasladar sus conductas a la red, El País ofrece esta entrevista sin incluir enlaces al blog de Jarvis ni a los sitios con los que él tiene relación. Sólo hay un enlace a su Twitter, al principio, pero la dirección de su blog aparece mencionada como al pasar, sin un enlace efectivo que le ahorre al lector la absurda tarea de resaltarla, copiarla al portapapeles, pegarla en la barra de direcciones de su navegador y oprimir la tecla Enter. Esto es porque la entrevista fue hecha bajo la estructura de pensamiento de un diario que sigue siendo un medio impreso por mucha presencia que tenga en la Web.
Por cierto, nota al margen: Jarvis bromea al respecto en este tweet de hace un rato: «La entrevista en El País produjo un montón de tweets. (¿Venderá un montón de libros?)». Se refiere a su libro What Would Google Do?, del que también habla en la entrevista. Y al que, por supuesto, tampoco se enlaza.
Buenas noches, te leí por casualidad y me pareció que lo que dices acerca de internet es cierto; es tantas cosas que es díficil encontrar lo mejor…
Suscribo lo de Jarvis, especialmente cuando habla de internet como sitio en donde interactúa gente de todo tipo. ¿No ven como abundan las y los Lilas Morillos de internet? ¿ Y que me dicen de los twitteros -as ?
Es verdad internet es sitio muy complicado, en cuanto a toda la información que generan diversidad de personas. Es interesante navegar y encontrarte tantas cosas con solo hacer un «click» pero creo que hay que tener criterio para poder diferenciar entre datos certeros y los que no lo son, desde mi punto de vista eso te lo da la lectura de libros y/o información impresa, por otro lado no quiero dejar de mencionar que internet ha generado adicción a la sociedad por lo cual se ha dejado de disfrutar la lectura en compañía de un buen libro.