Yo no encuentro el arte en los preceptos estériles de la escuela, en las inexorables unidades, en la muralla de bronce entre los diferentes estilos y géneros, en las cadenas con que se ha querido aprisionar al poeta a nombre de Aristóteles y Horacio, y atribuyéndoles a veces lo que jamás pensaron. Pero creo que hay un arte fundado en las relaciones impalpables, etéreas, de la belleza ideal; relaciones delicadas, pero accesibles a la mirada de lince del genio competentemente preparado; creo que hay un arte que guía a la imaginación en sus más fogosos transportes; creo que sin ese arte la fantasía en vez de encarnar en sus obras el tipo de lo bello aborta esfinges, creaciones enigmáticas y monstruosas. Esta es mi fe literaria.
Con estas palabras, Andrés Bello dejó inaugurada en 1843 la Universidad de Chile. Hoy, en conmemoración de su nacimiento (29 de noviembre de 1781), es en Venezuela el Día del Escritor.
Así que ya saben. Agarren al escritor venezolano que tengan más cerca y llévenlo a comer y a libar.
Felicitaciones! Lo de comer y libar, lueguito..:-)
Primero que nada, ¡felicitaciones a todos los que escriben! Pero más que bombos, platillos y panderetas, quisiera utilizar esta fecha como un llamado a la reflexión. En estos días me encontré leyendo un ensayo de Jonathan Franzen titulado, en inglés, “Why bother,” donde el autor de “Las correcciones” y “La ciudad veintisiete” desglosa, a partir de un crisis personal, lo que significa ser escritor [y lector] en nuestros días. Es, antes que cualquier otra cosa, un diálogo personal, casi un monólogo sobre la facilidad con la cual un escritor puede estancarse y hasta perder el rumbo literario, sobre todo si se ha crecido dentro de la corriente de “lo social,” de lo “comprometido.” Si bien un escritor no debe pensar nunca en el público que leerá su obra, Franzen anhelaba en el fondo que los guiños y críticas con que plaga sus extensas novelas iluminen de alguna forma al lector. Pero esto sucede cada vez en menor grado, y no sólo en los Estados Unidos, sino en el mundo entero, gracias en parte, según él, de su carrera por lo globalizado y la omnipotencia mediática visual. Pero, ¿es correcto ensañarse con la tecnología y hacerla diana de todo nuestro veneno? ¿No es este movimiento hacia la imagen y hacia las masas parte natural de nuestra evolución? Y de ser cierto, ¿cómo crear nuevos lectores y cómo hacer que los que ya leen no dejen de hacerlo? ¿Por qué la literatura de calidad ha sido siempre una preocupación de la minorías? Algunas de estas preguntas la aborda Franzen en su ensayo, otras las propongo yo, luego de haber escuchado a María Luisa Blanco, la redactora jefe del sumplemento literario Babelia (del diario El País) en su reciente visita a Miami. ¿Quién le ha adado autoridad a un individuo en su esencia solitario, producto de conflictos y voces internas, confundido miles de veces con la raza de los “nerds” por su afición desmesurada por la lectura, para convertirse en la voz de lo social, de lo plural? ¿Qué significa ser escritor en el casi 2006? Primero que nada, se trata de respetar una vocación casi patológica, de atizarla. Pero creo que nuestro ego pretende o ha pretendido ser más que un simple “entretainer,” acaso la conciencia de algo o alguien más grande que nosotros mismos. Ningún escritor que se quiera puede admitir que no le importa que no lo lean…
¡Feliz día del escritor (en Venezuela)!
Comparto con Roberto Savino la afirmación según la cual el único compromiso del escritor es con su arte, emplear hasta las últimas consecuencias su don.
Sin embargo, no entendí bien eso de que “¿Quién le ha dado autoridad a un individuo en su esencia solitario, producto de conflictos y voces internas, confundido miles de veces con la raza de los “nerds” por su afición desmesurada por la lectura, para convertirse en la voz de lo social, de lo plural?”
¿Quiso decir, tal vez, que el escritor debe quedarse en su esencia solitaria, sus conflictos, oyendo voces internas y dejar de lado la metáfora de la vida, de lo plural?
¿O es una crítica velada a los escritores “comprometidos” que se erigen en redentores gratuitos de los demás, a partir de sus propias limitaciones?
Cordial saludo.
PS.-Pese a la enorme admiración que despierta Andrés Bello por haber estado ligado a Chile y, en realidad, a todo el proceso libertario de comienzos del siglo XIX. En Chile dejó la Universidad de Chile (1842), y un Código Civil del que se han surtido casi todos los países latinoamericanos. Fue reconocido nacional chileno en 1832. Doce fueron sus hijos nacidos acá.
Pues no tengo ninguno cerca, pero me quedo con la mitad de la cita de Bello y con la esperanza de que tú pases un día estupendo! Felicidades a todos los escritores venezolanos! (Aviones o no mediantes, jejeje)
que sea cortas
dia del escritor